sábado, 2 de junio de 2012

pensamientos nihilísticos

He recordado una historia.
 Es una historia muy antigua, tan antigua como Ademre.
 Siempre se cuenta igual, pero como ocurre con todo, hay unas normas.
 Te contaré la historia una vez , después, no podrás hablar de ella.
Después, no podrás hacer preguntas.
No podrás hablar de ésta historia hasta que hayas dormido mil noches.
 No podrás hacer preguntas hasta que hayas viajado mil kilómetros.
 Ahora que lo sabes, ¿quieres oírla...?
 .
 .
 .
 .
 .
.
 .
 .
 .
 .
 .
 .
 .
 .
.
.
.
Hubo un tiempo en que fuimos pensamientos nihilisticos, imágenes suicidas que surgían en la cabeza de algún dios demente.
Era una buena época para nosotros.
 Pero en ese tiempo ocurrieron grandes cosas.
 Cosas malas, pero grandes.

 Por muchas noches con sus días, no sucedió nada más.
 Pasaron los meses, y no sucedió nada.
 Y al cabo de un ciclo,
 empezaron a morir los soñadores
 dentro de nosotros.

 Cuando todas nuestras respuestas nunca llegaron,
 nos escondimos bajo la verdad,
bajo nuestra piel, pero,
 nuestras sombras nunca volvieron a ser las mismas.

 Un fantasma es todo lo que queda
 de todas las cosas que juramos que jamás olvidaríamos.
Tratamos de sangrar la enfermedad,
pero drenamos el corazon en su lugar.
 Nosotros,
 nosotros somos los muertos.

 Y cuando no pudimos parar el sangrado,
 llevamos a cabo nuestros corazones con las llamas.
No pudimos dejar de llamarlo traición,
traición.

 Después ya nada nunca encajó,
después nuestras sombras nunca parecieron las mismas.

 Los últimos veranos,
 amabamos desafiar al destino
con la voz alta y el objetivo perfecto.
Nuestros pies eran rápidos.
Eramos radiantes.

 Pero las respuestas jamás llegaron...
 Nosotros fuimos aquellos que perdieron la fe.
Cavamos nuestra propia tumba.
 Ya nunca podremos ser salvados.
Nuestras sombras ya nunca volverán a ser las mismas.

 (y éste es mi regalo :)

1 comentario:

  1. ufff que tan cierto lo que escribes, y triste a la vez pero real .....

    ResponderEliminar

escupe.