lunes, 13 de agosto de 2012

Tengo tanta hambre como cerrada está la boca de mi estómago.
Un agujero del tamaño de un corazón medio bajo mi esternón.
Bilis negra deshaciendo las paredes de mi cráneo...
...y la cordura de un gusano.
Hacía años que no perdía la cuenta de los días, y de nuevo lo que no me deja dormir por las noches no es el hambre ni el frío. No dejo de correr en círculos.
Ella dice "Estoy bien, lo llevo bien" y te regala la sonrisa más ensayada de éste y otros universos...
Pero le sabe la boca a cosa rara, a ausencia de algo, a eso amargo que notas detrás de la lengua cuando se te olvida esforzarte por seguir viviendo y luego deja de apetecerte todo.




2 comentarios:

  1. Hola hermosa!

    Te entiendo tanto, solo que yo me siento en una prisión de continuo deja vu.

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  2. Me gusta cómo escribes. De puta madre, diría yo.
    Un saludo

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escupe.