Tan pronto eres una sombra entre la multitud 
como una golondrina que vuela a cien por hora entre los cables. 
Se abren agujeros interdimensionales a tu paso
que vomitan incesantes abominables criaturas depredadoras. 
Gigantescos tentáculos estrujan los cimientos y pilares del ayuntamiento
desde las grietas que se abren por el suelo de toda la ciudad. 
Los edificios ceden a los temblores y levantan una gigantesca nube de polvo al caer,
que cubre todo y desorienta a la masa que corre y grita despavorida. 
Pronto se propaga el fuego, (arden primero las iglesias),
alimentado por el terror de toda la población
y avanza entre los escombros limpiando de cadáveres hectáreas enteras...
Ríos de sangre transportan miembros amputados por las escaleras del metro,
y se levantan columnas de humo desde los cuatro puntos cardinales. 
El mar enfurece por momentos, y de entre las gigantescas olas
comienzan a surgir criaturas titánicas de cientos de toneladas
que rugen y aplastan los coches como si de insectos se tratara, imparables. 
El colapso general llega hasta los aeropuertos 
y del cielo empiezan a caer aviones como estrellas fugaces, 
se desploman por todas partes provocando terribles explosiones 
y reivindican el caos generalizado. 

Desde tu forma emplumada sólo puedes observar el espectáculo,
y disfrutar de las nubes alegremente.