lunes, 13 de agosto de 2018

Estoy atrapada en mitad
de una tormenta onírica infernal.
No exagero cuando digo
que todo es tan surrealista
que soy incapaz de distinguir
lo que es puta realidad
de lo que no.
Y no es locura lo que tengo,
sólo extremos radicales:
El mundo en una mano,
el infierno en la otra.
El sueño y la pesadilla,
la vida y la podredumbre
en estado puro.

Me reduzco a la soledad cada vez
que busco alguien que lo entienda.
Qué más da, si ya estoy muerta.