jueves, 30 de noviembre de 2023

Breve historia de miseria humana.


Lunes, 09:00 am.
Cheste, circuito.
Entrenamientos de motoGP.

Estamos en la grada principal.
Aviso de que voy a bajar a por café,
me separo del grupo.

-¿Y al minuto de quedarte sola, qué pasó?
¡Dilo, dilo!-

Rodé.
Efectivamente.
Me comí un buen tramo de escaleras. 

Como doce o trece, 
en mi estilo. 

Aterricé a dos metros de un señor mayor 
que se giró y me vio tirada en el suelo,
rebozada en mierda, desgreñada 
y agarrándome la rodilla. 

A pesar de la cercanía física, 
quizá por el susto o la sorpresa,
exclamó gritando muy muy alto: 

- ¡Pero muchachaaa! 
¡¿que ta'pasaooo?! 
¡¿Estás bien?!

Al instante un grupo de gente se giró,
y antes de que nadie pudiese decir nada más
me puse a gritarle al señor que estaba a mi lado,
al mismo volumen que lo había hecho él, 
desmesuradamente alto: 

- ¡Tranquilooo! 
¡Estoy bieeeen!
¡Es sólo que soy muuuuy tooorpe!

Todo el mundo estalló en carcajadas.
Incluida yo, claro. 
Y todos siguieron a lo suyo
mientras yo me escurría al baño
a lamerme mis heridas. 

Mano y rodilla izquierda para la basura. 
Me limpié la sangre y me sacudí la tierra. 

Retomando el plan inicial, 
me dirijo hacia el puesto de comida
en busca de un muy necesario café, 
ahora de consuelo.

- ¡Y el Universo ataca de nuevo! - 

Atrapada en la cola esperando mi cafeína,
paseo la mirada entre la gente
y de pronto, unos ojos que me atraviesan
fijamente como láseres mortales.

Un viejo enemigo del relativo pasado,
a escasos metros. 
Durante varios segundos muy tensos,
ambos nos quedamos congelados.

No es que no supiéramos cómo reaccionar,
es que nos estábamos matando mentalmente
de diversas y bizarras formas en ese instante.

Entonces el camarero tocó mi brazo,
agarré mi café (ahora de supervivencia)
y al girarme, ahí seguía la mirada.

¿Qué crees que sucedió?

Para mi sorpresa, 
ambos nos dedicamos simultáneamente
la sonrisa más hipócrita del universo,
nos despedimos con un gesto de cabeza,
como representantes de la sociedad 
más puramente "civilizada" -lol-,
y cada uno se fue por su lado. 

Regresé intentando disimular la cojera, 
pero no habría importado 
porque en ese momento salía Marc Márquez 
y todos los ojos estaban puestos en la pista. 

Otros se llevan recuerdos
como fotos, autógrafos o camisetas.
Yo no, yo paso de esa mierda.
Soy más de llevarme moratones
y alguna que otra cicatriz nueva.

Llevo toda la semana coja 
y con la mano inútil ✌️