Ruptura masiva de todos los sistemas 

de control de normalidad.

-Deja de poner puta cinta adhesiva 

a lo que ya no encaja.-

Páramos yermos y grises 

abasteciendo la podredumbre intelectual...
¡Y aún se alzan en agresivos atrevimientos!

Insensatøs.

Dijeron que era posible, 

pero nunca mencionaron el abismo.

-Tampoco lo considero traición- 

En realidad no los culpo.

De haberlo sabido 

quizá no habría dado el primer paso,
aunque eso 

no justifique el motivo 

que movió la mentira.

 Surgí espontáneamente 

(como suelen hacer los humanos) 

en un pueblecito del altiplano de Murcia. 

Lo primero que salió de la boca de mi madre, 

tras verme salir de su cuerpo, 

fue literalmente:

"Qué fea que es, pero cuánto la quiero."

Y así es como nació ninguna leyenda nunca.

Me llevó diecisiete años escapar del pueblo.

Y uno para perder el acento.

Acabé en Valencia.

Y resulta que no odiaba el pueblo.

Odio el puto mundo entero.

Bravo.

¿Alguien tiene alguna idea 

de cómo escapar del planeta? 

Quisiera comprobar hasta dónde

se extiende mi odio.

Quién sabe, 

quizá abarque todo el universo.

No importa cuánto tiempo 

pases encerrada y llorando 

en este maldito baño.

Lo importante es 

que no salgas por esa puerta 

hasta que hayas recuperado

hasta el último ápice 

de tu jodido

NIHILISMO.

No estoy bien, 

y da igual. 

Dentro de esta frustración

no importa nada. 

Cuanto hago 

no tiene fin ni objetivo.

-Todo es en vano. 

Sin dirección

ni nadie al volante.

La intención se desvanece 

con el gasto de energía constante 

en rehacer los mismos pasos

una y otra vez.

Todos mal.

Todo el tiempo.

- El problema soy yo. -

Podría anclarme en la pasividad,

quedarme inerte, contemplativa...

y nada cambiaría de todos modos.

Para qué seguir intentándolo,

si ni siquiera sabes 

qué es lo que estás intentando. 

Como si me sobrase energía para ello.

Como si no hubiese agotado 

hasta el último de mis recursos

en correr en círculos.

Fingiendo que me queda gasolina,

para que nadie note que voy en reserva 

desde hace infinitos kilómetros.

Ya sólo me mueve la inercia.

Supongo que sólo me queda ver

en qué punto de este desértico camino

me acabo quedando tirada. 

Y da igual.

Me da igual.

Quiero que se acabe el trayecto,

no importa dónde ni cómo,

sólo que sea inminente. 

 

Cuando se apague la última estrella, 

ya sólo se escuchará mi ukelele.