A veces pienso
que me mantiene fumada
para mantenerme viva.
Porque
sabe que cuando fumo,
no lloro.
Y está bien.
Yo le dejo.
Porque al menos asi
no como.
Y creo que las ganas de morir
se me incrementan en el momento
de la digestión.
Será casualidad.
O coincidencia.
Pero así es.
Es que llevo ya muchos años
viviendo una y otra vez
el mismo otoño.
El mismo constante acabar.
Y creo
que ya no queda nada más en mi que morir.
No sé qué pasará
cuando ya no quede nada más que fumar.