Es lo que pasa.
Que mi madre tenía una receta
para cocinar una hija perfecta,
y se dejó el horno encendido
conmigo dentro.
Que apuntas a una niña a ballet
y la niña aprende de todo
menos a bailar.
El problema es que siempre he sido alta.
Y claro, para no desentonar
siempre me metían en la clase de las niñas mayores,
que eran de mi altura.
Y las niñas mayores sabían muchas cosas
que yo antes no me había planteado nunca.
Sabían fumar, por ejemplo.
Y cómo hacer que la comida no engordase.
Que lo único que vale es ser perfecta,
y mil gilipolleces más
que se me grabaron a fuego por dentro.
Y claro,
es lo que pasa.
Que la niña crece torcida.