Mira, mira... ahí viene la chica de los brazos vendados...

¿Por qué hará eso? Está chiflada. 

Mira cómo evita a la gente. Siempre va sola.

Es como si se creyera mejor que nadie, la muy zorra. 

Seguro que nadie la soporta y por eso no tiene amigos. 

Esa tipa es basura espacial.

- ¿De qué trabajas?
- Mato zombies. 
- ¡Pero si eso no existe!
- ¿Alguna vez has visto uno?
- Claro que no.
- De nada. 

Me hundo tan abajo en mi mierda que no me cabe nadie más. 

Tengo como diezmil personalidades y no me sobra ninguna.

Estoy tan podrida que no puedo parar de reírme.

(ja, ja, ja...)

- Pasame el peta...
- Nah... si te fumas uno más, voy a tener que enterrar tu cadáver en el bosque.
- Pues pásamelo y vete a buscar la pala. 

(déjame fumar hasta morir...)

Momentos de ira en que agarraba mi bici y corría a toda velocidad deseando que me explotase el corazón.
Luego de llegar viva hasta el peñasco solitario y gritar como una perturbada descosida que lo odiaba todo, tan cansada de llorar, y de romperme la boca a besos con mi propio desprecio...