Momentos de ira en que agarraba mi bici y corría a toda velocidad deseando que me explotase el corazón.
Luego de llegar viva hasta el peñasco solitario y gritar como una perturbada descosida que lo odiaba todo, tan cansada de llorar, y de romperme la boca a besos con mi propio desprecio...
nah, o maría, o subproductos de ella.
ResponderEliminarno me interesan las demás drogas.