Somos
los herederos bastardos
de una especie que se degrada,
que lleva pudriéndose miles de años.
No hay futuro,
no habrá mundo en poco tiempo,
el calentamiento global atrapa el CO2
en una atmósfera venenosa,
y los oceocéanos supercalentados
se elevarán
inundando las tierras bajas
dejando lo que quede de humanidad
horneándose en un desierto de ceniza
que alguna vez alimentó al mundo.
Y así, por fin, acabará nuestro
terrible e inmerecido reinado
para sumirnos en la nada,
para poder abrazar de una vez
la tan ansiada no-existencia.
amén
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