domingo, 15 de diciembre de 2019

Me he acostumbrado.
Al frío,
al hambre,
a la soledad.
Me he acostumbrado
a que nadie me comprenda,
a mirar alrededor
sin conectar con la realidad,
sin encontrar un semejante,
desde un faro de piedra.
Me he acostumbrado
a todos los tipos de sufrimiento.
A ver venir una avalancha de mierda
desde mil kilómetros de distancia
y que aún así me alcance.
Me he acostumbrado a preguntarme
por dónde vendrá la siguiente hostia,
sin dudar ni por un instante
qué vendrá,
y pronto.
Vienen de seguido,
fluyendo por esta absurda
cascada de miseria.
Me he acostumbrado
porque es lo normal,
porque así es la(mi) vida,
y la única manera de salir
es morir.
Creo - sospecho -
que no todas las vidas son miserables.
Y que no vale la pena
relatar mis perpetuas desventuras
porque se follan al surrealismo
hasta cimas inverosímiles
que nadie creería.
Pero podéis creerme cuando digo
que me queda poco,
la costumbre me ha consumido.

11 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Siempre preferí esta versión, me suena mejor.
      https://youtu.be/hQjwkXrcUrs

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    2. Esa era. Lo había olvidado completamente. Hace ya mucho.

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    3. OK, no se quien eres, pero tampoco importa.

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  2. La costumbre también se acostumbra, es lo malo.

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  3. Y pensar que lo peor está por llegar... Lo que viene tras la costumbre, el asumir la normalidad como método de escape.
    Cuando la ayuda de otra persona no es suficiente o (peor aún) lamer la mano del que te golpea.

    ¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

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    1. Si entrase en un debate bajo la premisa abierta de "qué es lo peor" el universo terminaría antes que el debate, y no tengo tanto tiempo para demostrar cosas tan obvias e infinitas.
      Que cada cual escoja su versión de "lo que es peor" mejor.
      Un saludo y buen año a ti también.

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  4. Es interesante pensar que el único que logra entender la esencia de la mierda personal es uno mismo. Lo malo es que la soledad, aunque suelo preferirla, termina por desgastarme, poco a poco.
    En ocasiones ayuda compartir experiencias con un amigo que está tan jodido o incluso más que yo, pero no por querer que me de soluciones o yo solucionarle sus problemas, sino solamente por no sentirmos absolutamente solos, fumar un poco, ver pasar las horas en la madrugada y volver a la rutina.
    Al final de todo, siempre existe la barrera de la comunicación, no llegamos a expresar fielmente lo que llevamos dentro, ni a entender completamente lo que nos comparten, es interesante aceptar ese hecho y aprender a vivir con una comprensión incompleta de uno mismo y de los demás (aquellos que llegas a apreciar aunque sea un poco).

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    1. Entiendo (porque empatizo) lo que dices, no obstante permíteme puntualizar que aunque no te falta razón, no todas las barreras de comunicación son iguales, es decir, la barrera que mencionas hace referencia a un "igual" o semejante, pero sería distinta con un humano de otro país/cultura/idioma diferente, el siguiente escalón sería la comunicación entre especies, de manera que aunque logres comunicarte con un perro, resulta mucho más deficiente, básico, superficial e inexacto. Ahora imagina tratar de comunicarte con un ser de otro planeta, ¿por dónde empezarías con un extraterrestre delante? Ese es el trecho abismal al que me enfrento cada día, como si fuera un puñetero ser de otra galaxia perdida y atrapada en un planeta ajeno. Estoy alienada de manera extrema e irreversible, me temo.
      Buenas parrafadas nos hemos vomitado, tienes pinta de ser un buen contrincante en debate.

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escupe.