Ponte de nuevo ese estúpido disfraz
de persona que tiene todo bajo control
y haz como si no te quedara grande.
Qué vergüenza das desnuda.
Cuando nada tapa esas cicatrices.
Cuando no puedes esconder
quién eres en realidad.
Y qué asco das vestida.
Cuando te camuflas con tanta destreza,
como si fueras una de ellos
y nadie se da cuenta.
No lo eres.
Martiriza y alivia a partes iguales,
¿verdad?
Te has dividido y fragmentado
en tantos trozos,
jugando al despiste.
- más veces que el maldito Voldemort-
Pero todavía sabes
cuál de todas ellas
es la verdadera tú.
No ha servido para nada.
Nunca funcionará.
Sigue así.
Muy doloroso poema, nos hablas de una terrible realidad de manera directa. Y si, no son comodos los disfraces.
ResponderEliminarInquietante y genial poema. Te mando un beso.
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