Hace unos diez años, tatué a esta tipa.(Que se dice pronto).
Me contacta y reaparece de nuevo.
Cuando me ve,
inmediatamente pone cara de sorpresa.
No entiendo muy bien qué pasa.
Antes de saludar siquiera expresa:
"¿¡Pero cómo lo has hecho!?"
Ve que sigo sin entender y continúa:
"¿¡Pero cómo has perdido tanto peso?!"
Ah, eso.
No sé cómo explicarte.
Verás ha sido una compleja combinación
de autolavado cerebral exahustivo durante años
para convencerme de que la comida
es mi mayor enemigo en el mundo,
junto con una cantidad exagerada de ejercicio,
extremas restricciones calóricas,
ayunos de días,
seguidos de atracones,
seguidos de vómito provocado,
que desembocaron en lo que,
muy probablemente,
sean varios trastornos alimenticios severos
que jamás se confirmarán oficialmente
por ningún profesional de la salud
porque seré autodestructiva,
pero no tonta.
Como me he quedado callada
por un par de segundos
que han parecido
dos millones de años,
la tipa insiste:
"¡Joder estás divina! ¿Cuál es el truco?"
- Pues lo típico, dieta y ejercicio.
De toda la vida.
Veo su cara de decepción,
que se me incrusta en la retina.
Si ella supiera...