Se descatectiza toda actividad del pensamiento.
El individuo no puede preservar puntos de referencia identificatorios.
Entonces el sujeto catectiza un discurso que piensa por él,
decide por él y quién es Yo; le impone sus ideales
y borra toda vivencia nombrable y perceptible de lo que está viviendo.
De ésta manera la alienación produce una idealización
de la fuerza alienante.
La alienación es el límite extremo que puede alcanzar el Yo
en la realización de su deseo de no sufrimiento.
Culmina en muerte del pensamiento propio.
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