-Esas veces no he sabido qué hacer.
Me he podido perder mucho más allá del ensimismamiento...
Quizá habría podido morir en aquél lugar cientos de veces
antes de que alguien me hubiese encontrado recubierta de moscas y gusanos.
Te ves de pie frente al oscuro umbral de lo desconocido,
y te das cuenta de que no hay suficientes cañones apuntándote.
Que podrías haber empujado por ese abismo a muchos primero,
que hicieran de colchón para tu cadáver suicida.
-Aquellos que te pegaban, te insultaban, te humillaban...
y te robaban el dinero del almuerzo cada puto jodido día.
-Aquellos que te quisieron cuando no lo merecías, ¡por estúpidos!
Tantas ratas y ratas del infierno esparcidas como un virus por este ancho planeta,
reproduciéndose y creando más y más ratas y ratas del infierno...
Y piensas, -nena, tú podrías parar ésto.
Pero tus pies saben que no eres quién para resolver los problemas del mundo.
Tus pies blancuchos y descalzos se aferran al borde con fuerza porque saben
que había un hombre muy rico que miraba alrededor y contemplaba la desgracia del mundo.
Y ese hombre un día se dijo: "Tengo dinero, yo puedo hacer algo."
Así que cogió todo su dinero y lo donó a una ONG.
Pero cuando miró alrededor siguió viendo que el mundo era desgraciado.
Y se dijo; "Estoy sano, puedo ayudar." Así que fue al médico y donó un riñón.
Más tarde miró alrededor y el mundo seguía sufriendo.
Desesperado volvió al médico y le dijo:
"Doctor, ésta vez quiero donarlo todo, córneas, médula, órganos...todo."
El médico le dijo que aquello no podía ser, que era un suicidio, y lo echó.
Así que el hombre se fue a su casa, escribió en la pared "donante de órganos"...
llamó a una ambulancia y se cortó las venas en su bañera.
Y ahí lo tienes, un hombre que lo dio todo para arreglar las miserias del mundo.
Y tus pies saben que desde ésta azotea ves el mundo.
Y el mundo sigue sufriendo, sigue apestando, y las desgracias persisten.
Tus pies saben que la moraleja es que eres idiota si intentas hacer algo por arreglarlo.
No sirve de nada, y de todos modos todas las criaturas de éste mundo mueren solas.
Asi que tus pies son listos y saltan,
y tú mueres unos metros mas abajo
con la cara aplastada contra el asfalto.
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