martes, 20 de octubre de 2020

 Ha habido varios momentos clave
a lo largo de mi vida. 
Momentos muy importantes, 
instantes muy efímeros de ruptura
que lo cambiaron todo. 
No hacen falta más 
que unos pocos segundos. 

En párvulos, con 5 años, 
cuando entró aquel señor mayor
con su traje gris y el pelo canoso, 
paró la clase y dijo mi nombre en voz alta. 

Aquél fue el primero
de esos momentos. 
Así funcionan. 
Todo va bien, como de costumbre, 
y en unos segundos todo se tambalea. 
Y sientes que algo anda mal, 
pero no puedes medir la magnitud 
de la onda expansiva que viene con ello. 
No puedes saber que esos segundos 
que acabas de vivir y que no entiendes
los recordarás con cristalina claridad
por el resto de tu vida 
y probablemente 
los arrastrarás hasta que mueras...
Quién sabe si más allá. 

Aquel fue el primero. 
Me gustaría hacer una lista para 
enumerarlos y quemarlos. 
Pero no creo que pueda. 
No puedo. 
Supongo que eso indica 
que no los he superado. 

No creo que nunca pueda. 



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