en que pensé que había muerto.
Pero la tristeza no mata.
Se transforma y evoluciona
como una enfermedad dentro de ti,
adoptando formas que desdibujan
conceptos que creías conocer.
La tristeza no se va,
se convierte en otras cosas.
Creías saber lo que era la ansiedad,
pero no lo supiste de verdad
hasta que fueron tus piernas
las que fallaron.
Creías que habías tocado el techo con eso,
pero entonces evolucionó de nuevo
y se convirtió en angustia.
Nada desaparece,
todo se suma.
Supongo que la depresión
aunque no esté diagnosticada,
es como un dragón.
Y buscas la manera de derrotarlo,
pero al dragón no se le puede matar.
Sólo puedes lidiar con él.
Aprendes a vivir con el puto dragón
y tratas de domesticarlo
para que sea lo menos nocivo posible.
Aunque sepas con certeza absoluta
que es una maldita bomba de tiempo
que tarde o temprano explotará en llamas
que arrasarán no sólo contigo,
sino con todo cuanto tengas alrededor.
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