martes, 15 de agosto de 2023

Se cristalizan las ideas bajo mi piel,
las escucho crujir como hielo agrietándose. 
Se sienten como agujas incrustadas, 
demasiado profundas para arrancar.

Maldita sea,
da igual.

Mi condición es inalterable.
Siempre creí que no era precisamente yo
la que estaba enferma de kalopsia. 

Pero vaya que sí.
Joder!
No lo vi venir.

A menudo sucede que la gente 
no es consciente del esfuerzo que haces
para estar bien con ellos,
cuando ni siquiera puedes contigo mismo.

Quizá ya no me importa
por todas las veces 
que morí por dentro
y nadie vino a mi funeral.

O quizá nunca importó
y simplemente aprendí a aceptarlo. 

Tal vez, quizá,
sí importa.

Pero desde luego a mí,
ya no. 





4 comentarios:

  1. «Kalopsia»... No es la primera palabra que aprendo contigo, he tenido que buscarla en el diccionario.
    Seguramente mañana ya no recuerde que la he aprendido, pero gracias por el descubrimiento.

    Besos.

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  2. Tantos funerales.. .verdad?
    Y no asiste nadie.
    Morimos y morimos en la soledad más devastadora... parece que ese tipo de muertes no son importantes y en realidad son las que más importan.

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escupe.