miércoles, 2 de abril de 2025

Ayer casi acabo en la cárcel. 
Porque la habría matado. 
Y no me habría arrepentido. 

De hecho, 
habría exigido a la humanidad 
que me agradeciese ese acto. 

Siete malditas horas seguidas
escuchando a esta tipa 
contándome lo graciosa que resulta, 
lo mucho que la quiere todo el mundo,
cómo todos se ríen de sus bromas.

Explicándome que no puede evitar
ser tan especial, tan carismática. 
Un copo de nieve único y hermoso.

Lo delgada que está.
Lo ingeniosa que es. 
Lo dura que ha sido su vida, 
pese a ser tan inteligente
y estar plagada de tantos dones, 
y lo bien hechas que tenía las uñas,
y lo largo que llevaba el pelo, 
y su puta madre en vinagre. 

Estaba utilizando "retractar" 
cuando quería decir "retratar"
Ya sabemos quién será
la próxima presidenta del gobierno. 

Una jodida maravilla del universo, vaya. 

Que no os enteráis. 

Que se merece un puto monumento.

Corred. Id.
Construid. 

Una jodida pirámide, se merece. 

Dios.......... 

En serio, me ha faltado poco.
No es fácil controlarse 
cuando tienes en tu puta mano
una aguja sujeta a un motor, 
y corriendo por tus venas
un brutal impulso homicida.

Una hora más 
y le habría pinchado un ojo. 

Creo que no lo hice
para que no se me enredara la aguja
en esas monstruosas pestañas postizas. 

Aprecio más mi máquina que su vida,
después de todo. 









10 comentarios:

  1. Ja, ja, ja, ja. Te entiendo, Kiffi. Esas tentaciones... esos impulsos. Debe ser que todavía no estamos lo bastante locos. :))

    ResponderEliminar
  2. Ja, ja, ja. Hay personajes que se quieren tanto que para que los vamos a querer el resto, no hace falta, ellos solitos se retroalimentan con tanta virtud. Lo siento por ti, pero no que me hayas hecho reír, está mal, seguro, pero es que mi aura es más negra, ;)
    Aunque en verdad aquellos que necesitan validarse continuamente con elogios, no sé si es narcisismo o un complejo de inferioridad brutal.
    Ánimo, a la próxima pínchale el ojo, seguro que las pestañas son como un escudo protector y no le pasa nada.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ésta tenía la autoestima por las nubes. En serio, ha roto un récord. Nunca había conocido a alguien tan lleno de sí mismo. Ríete, ríete... que es eso o llorar xd

      Eliminar
    2. Comparto contigo ese sentimiento. Estas personas tan contestas de haberse conocido son lo más irrelevante que se puede imaginar.

      Eliminar
    3. Empiezo a pensar que la humildad es un bien escaso hoy en día.

      Eliminar

  3. Me has recordado una escena, ponla en 1 minuto y 55 segundos, de esta película:
    https://www.filmaffinity.com/es/film517983.html

    Luis Buñuel se habría enamorado de ti....

    A mi ese tipo de personas me provocan ganas de estrangularlas.
    Por cierto eso es lo que intento hacer Luis Buñuel con Gala, la mujer de Dalí... Dalí se arrodilló y le suplicó que no la estrangulara... Buñuel no la soportaba y un día dijo hasta aquí...

    Chao pescao...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un crack, el tío 😂

      Y tremenda escena, ya la conocía, de las más icónicas del cine. La llegué a estudiar en la carrera, algunas compañeras tuvieron que salir de clase (unas flojas jajaj)

      Aunque no conocía la anécdota, pero sabiendo cómo era la mujer de Dalí (y el propio Dalí) no me sorprende ni la pongo en duda, yo habría hecho lo mismo haha

      Eliminar
  4. Siete horas de musiquilla cansina, tienes una paciencia infinita, Kiffi. Yo solo la despedí, no solo tenía el ego hasta el cielo, metía el pie a sus compañeras, también las maltrataba, las amenazaba y obligaba a hacer su trabajo, una fichita; ya tocaba hacer limpieza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está un poco complicado despedir a un cliente 😂
      Menuda joyita la tipa de la que hablas, debía de ser un amor de persona amada por todos. (Sarcasmo.)

      Eliminar

escupe.