lunes, 6 de agosto de 2012

Se encontraba sentada junto al escritorio de su habitación, rumiando tranquilamente el tapón de un bolígrafo mientras observaba con total parsimonia a aquél conejo saltando histérico sobre su cama gritando una y otra vez "Rápido! Corre! Vienen a por ti!".

Arrugó la nariz y resopló cansina:
"Me estás deshaciendo la cama. Para."
Con plena indiferencia se giró hacia la mesa y se dispuso a encender la pantalla del ordenador.

"Me estás oyendo? Vienen a por ti!"

"Cállate. Los conejos no hablan."




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escupe.