Tenía miedo de abrir esa ventana en mi cabeza;
pensé que en perspectiva volvería a sentirme de nuevo ridícula y humillada ante el reconocimiento de mi estúpida brillantez.
Y en lugar de lobos acorazados de espejos, qué fuerte:
Me ha dado de lleno un rayo de sol.
Es como si de pronto los colores me supiesen a natillas.
Hasta el aire se vuelve respirable por momentos.
Qué cuelgue.
No me lo puedo creer.
Hasta vuelvo a tener ganas de tener hambre.
Tener ganas de algo es mucho más de lo que tenemos la mayoría de las veces.
ResponderEliminarNo sé, cada vez tengo más claro que prefiero la compulsión al estado vegetativo que tenía antes.
Eso sí que me acojona.
Un beso enorme
Ay tia, sensaciones raras. A mí me pasan cosas así y pienso que estoy loca. COntinuamente.
ResponderEliminarsi hubiera un botoncito de "me gusta" clicaría
ResponderEliminar