No os dais cuenta de lo vacíos que estáis hasta que llega una energúmena como yo soltando blasfemias, y es entonces cuando en vez de abrir los párpados, os agacháis aún más y os arrodilláis por el suelo buscando sucias piedras con las que construírme un altar putrefacto, -para vosotros reluciente- ¡a mí, precisamente...! Prueba inequívoca de que tenéis una profunda rotura mental.
Dejadme en paz, yo no voy a salvaros. No lo haría ni aunque me fuese tan fácil como pulsar una tecla.
De mí se puede esperar -como mucho- que observe y sonría mientras os coméis vuestra mierda y ponéis cara de que os sabe bien. ¡No es para mí! ¡disfrutad, piara!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
escupe.