miércoles, 1 de junio de 2022

 Desperté
en el largo pasillo que recorre 
la casa de mis padres. 

[Tenías alrededor de once años,
¿lo recuerdas..? 
¿Recuerdas lo mona que eras..?] 
<<Hoy aniquilarías a esa niña
si te la pusiéramos delante.>>
(Ni siquiera le daría tiempo 
a decir una palabra.) 

- Recuerdo el laberinto. 
Recuerdo mirar en todas direcciones
y sólo ver paredes. 
Paredes verdes que conformaban
caminos tortuosos e infinitos
que me atrapaban.
 
Recuerdo buscar el cielo 
para intentar averiguar 
si era de día o de noche. 
Pero no había cielo. 
Sólo muros que subían. 

También recuerdo no saber 
cómo había llegado hasta allí, 
ni mucho menos salir. 
Caminaba y caminaba, 
con la mano derecha tocando la pared. 
Una pared lisa y fría como la piedra pulida. 

- el gruñido aterrador de un monstruo 
olisqueándote desde el otro lado del muro. 
Sabe que estás ahí. Te busca. Te da miedo. - 

De pronto mi mano 
pasó por encima de algo.
Noté claramente un interruptor
y rápidamente miré la pared, 
pero allí no había nada. 
Sin embargo... lo había tocado. 

Empecé a palpar la pared, 
y noté con mis dedos 
cómo poco a poco se volvía rugosa. 
Aunque yo la seguía viendo 
perfectamente lisa y verde.

El monstruo se acercaba, 
podía oírlo. 

Mis manos me daban información 
de algo que mis ojos no veían
y no encontraba el interruptor. 
Lo buscaba con más ansiedad. 
Lo buscaba con mis dedos, 
desesperadamente. 

Y de pronto oscureció.  
Como si apagaran una luz
que ni siquiera era consciente 
de que había estado encendida. 
Me vi sumida en la más absoluta oscuridad
y en el más sobrecogedor de los silencios. 

Pensé que eso era la muerte. 
Que el monstruo finalmente me pilló
y ni siquiera me había dado tiempo
a darme cuenta. 

Grité completamente aterrorizada. 

Entonces una luz se encendió de pronto
y dibujó ante mis ojos 
el pasillo con gotelé de mis padres. 
Estaba muy confusa. 

Mi madre apareció somnolienta 
y me llevó de vuelta a la cama. 
Debía de estar hasta el coño 
de mis movidas sonámbulas,
la pobre. 

El laberinto verde 
era mi sueño recurrente. 
Y siempre despertaba 
en lugares insospechados. 
Pero aquella vez es la que recuerdo
con la más vívida y plena claridad. 

Aún tengo miedo de dormirme
y "despertar" de nuevo allí dentro. 









5 comentarios:

  1. Los sueños siempre tienen una razón de ser, sobre todo los malos.

    Besos.

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  2. Soñar con un laberinto debe ser lo más parecido a sentirse perdido. Me paro a pensar que hace mucho tiempo que nunca recuerdo lo que sueño.

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  3. Me gusta la realidad maravillosa con que escribes

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  4. Seguro que a partir de ahora, algún día sueño con un laberinto verde, ya no estarás sola.

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  5. El poema es una pasada.
    Me da igual que sea aterrador... incluso pavoroso.
    Me encanta.
    He flipado con lo del interruptor que está y no está porque tengo escrito un poema sin publicar aún que dice lo mismo...
    Algún día lo publicaré.
    Quizás haya un cortocircuito cuando lo haga.

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escupe.