Piensas que en realidad no te conozco,
pero hemos cometido los mismos errores.
Lo ví venir.
Intenté comunicarme pero
mis palabras no sirvieron de nada.
- Mi verdadera voz
es sólo parte de mi enfermedad.
Estoy corriendo fuera de tiempo y odio
la forma en que piensas que eres real.
- Se siente como si estuvieras roto. -
En la oscuridad sigues siendo hermoso,
pero puedo ver que tienes heridas abiertas
que siguen sangrando.
Los dos hemos visto la cara del ángel
y la hemos escuchado cantándonos
desde nuestro reflejo en esa cuchilla.
Sigue diciéndote a tí mismo
que nunca has visto
el cañón de esa pistola.
Es como ahogarte en un charco
de tu propia sangre.
Otro poema magnífico.
ResponderEliminarCasi me dispara ese verso.
Esa pistola... delante o detrás del cañón... esa es la cuestión...
ResponderEliminarEsa espada de Damocles que no queremos ver, acabará con nosotros.
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