Año 2032.
He sobrevivido
a la vigésimo séptima ola de Covid
gracias a ser una antisocial con tendencia
al ostracismo autoinfligido.
He vendido mi globo ocular izquierdo.
Y un riñón.
Y a mi abuela.
Ya sabes, desde que Putin nos cortó el gas,
el pluriempleo y la prostitución
ya no eran suficiente
para pagar la factura de la luz.
Aunque al menos la radiación
de las bombas nucleares
alumbra el cielo nocturno
con ese romántico resplandor verdoso.
Como una cínica y letal aurora boreal.
A los Youtubers les han convalidado
(por fin) el título de medicina.
Y el de vulcanólogos.
Y a nadie parece importarle
que los pantalones de campana
y las jodidas hombreras
vuelvan a estar de moda.
Debería haberme suicidado
en el primer confinamiento.
El último día de la primera cuarentena.
Cuánto pides por tu globo ocular derecho?
ResponderEliminarEl poema me gusta tanto que te lo robaría si pudiera.
"el último día de la primera cuarentena" Poesía pura Kiffi, me ha encantado, queremos más, como buenos capitalistas.
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