domingo, 6 de febrero de 2022

 Por cada golpe
hay un principio. 
Pero sólo la desintegración absoluta
puede empezar a parecerse a un final. 

- ¿Recuerdas las carcajadas? -
RECUERDA.

(((...las mías?)))

REÍAS.

El sabor de la sangre en mi boca. 
La quemazón en la mejilla. 
La tierra clavándose en mis manos. 
Y aquel pitido en mi oído 
que alejó los sonidos del mundo. 
Sus caras a mi alrededor. 
Lo recuerdo. 

- Y empezaste a reír. 

Una risa muy leve. 
Creyeron que lloraba. 

-¿Pararon? 

NO.
Y la risa creció. 
Y poco a poco, 
mis carcajadas silenciaron las suyas. 
Entonces me soltaron 
y respiré la seria confusión de sus miradas. 
Yo seguía riendo y escupiendo sangre. 
Grotesca imagen se encontró la profesora
para cuando se dignó a aparecer 
por aquel maldito lugar infernal. 

PF. 
Tarde y mal,
como siempre

Para entonces ya tenía bien claro
que nadie iba a venir a salvarme. 
Me gustaría decir que seguí riendo
y que le enseñé mi dedo corazón 
mientras se acercaba. 
Pero lo cierto, 
es que se me cortó la risa de golpe. 








3 comentarios:

escupe.