Por cada golpe
hay un principio.
Pero sólo la desintegración absoluta
puede empezar a parecerse a un final.
- ¿Recuerdas las carcajadas? -
RECUERDA.
(((...las mías?)))
REÍAS.
El sabor de la sangre en mi boca.
La quemazón en la mejilla.
La tierra clavándose en mis manos.
Y aquel pitido en mi oído
que alejó los sonidos del mundo.
Sus caras a mi alrededor.
Lo recuerdo.
- Y empezaste a reír.
Una risa muy leve.
Creyeron que lloraba.
-¿Pararon?
NO.
Y la risa creció.
Y poco a poco,
mis carcajadas silenciaron las suyas.
Entonces me soltaron
y respiré la seria confusión de sus miradas.
Yo seguía riendo y escupiendo sangre.
Grotesca imagen se encontró la profesora
para cuando se dignó a aparecer
por aquel maldito lugar infernal.
PF.
Tarde y mal,
como siempre.
Para entonces ya tenía bien claro
que nadie iba a venir a salvarme.
Me gustaría decir que seguí riendo
y que le enseñé mi dedo corazón
mientras se acercaba.
Pero lo cierto,
es que se me cortó la risa de golpe.
Joder, joder, joder... ufffffffff
ResponderEliminarMe encanta poder volver a pasar por aquí, siempre se aprende algo.
ResponderEliminarAtrapas.***
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