En la película de Steven Spielberg "E.T.",

¿por qué el extraterrestre es marrón?

Por ninuna razón.

En "Love Story",

¿por qué los dos protagonistas se enamoran perdidamente?

Por ninguna razón.

En "JFK", de Oliver Stone,

¿por qué el presidente es asesinado de repente 

por un desconocido?

Ninguna razón.

En la excelente "Matanza de Texas",

de Tobe Hooper,

¿por qué nunca vemos a los personajes ir al baño,

ni lavarse las manos como hace la gente en la vida real?

Por ninguna razón en absoluto.

Peor, en "El pianista",

de Polanski,

¿Cómo es que ese tipo tiene que esconderse y vivir 

como un vagabundo cuando toca tan bien el piano?

Una vez más, la respuesta es

"ninguna razón".

Podría seguir durante horas con más ejemplos,

la lista no tiene fin.

Probablemente nunca lo habían pensado,

pero todas las grandes películas,

sin excepción,

contienen un importante elemento de

"ninguna razón".

¿Y saben por qué?

Porque la vida misma está llena 

de "ninguna razón".

¿Por qué no podemos ver el aire a nuestro alrededor?

Ninguna razón,

¿Por qué siempre estamos pensando?

Ninguna razón.

¿Por qué algunas personas adoran las salchichas

y otras las odian?

Por ninguna puta razón.

-¡Vamos, no pierdas el tiempo explicando esa mierda! ¡Vámonos!

-Un minuto, déjame terminar.

Damas, caballeros,

la película que van a ver hoy...

es un homenaje a la "ninguna razón",

el más poderoso elemento de estilo.

Rubber 

(el ataque de la llanta asesina)

Advertencia:

Ver ésta película puede provocar

que te estalle la cabeza.